Cruzar el umbral de los cuarenta trae para muchos hombres instancias de duros cuestionamientos y de reproches hacia sí mismos. Por lo general, estos se deben a haber fallado en alcanzar el estatus que nos marca la sociedad. Por lo tanto, sentimos que nos hemos fallado a nosotros mismos y a quienes confiaban en nuestro buen desempeño. A este proceso se le denomina crisis de los 40 y, si no hacemos nada para detenerla, nuestro bienestar emocional podría entrar en un dramático declive.
Dado que no a todos los hombres se les manifiesta, es importante abordar las causas que llevan a transitar por la crisis de los 40.
La base en la cual se catapulta esta traumática experiencia, es la insatisfacción. Es decir, cuando no estamos felices y conformes con el trabajo que tenemos, con nuestro desarrollo personal, con la familia que hemos formado (o con el hecho de no haberla formado) y con el dinero que hemos logrado ahorrar y que ganamos en la actualidad.
Todo este conglomerado de insatisfacción va corroyendo nuestro estado emocional, hasta que finalmente la crisis de los 40 estalla.
Otro aspecto a tener en cuenta como posibles detonantes de esta crisis, son los cambios drásticos que tienen lugar en nuestra vida, tales como un despido, el nido que se vacía o el fallecimiento de nuestros padres.
Circunstancias como estas nos dan un fuerte sacudón y nos hacen caer en la cuenta de que el tiempo ha pasado para nosotros y que no hemos hecho lo que teníamos planeado hacer.
Afortunadamente, la crisis de los 40 tiene síntomas tan claros que se destaca de cualquier posible trastorno o patología mental.
De pronto, las personas que han compartido su vida con nosotros durante los últimos años, comienzan a generarnos fastidio e irritación. Cualquier comentario es motivo de iniciar una discusión, así como también la ausencia de comentarios. En definitiva, lo que está presente nos molesta y lo que está ausente nos alerta. Y nuestro entorno recibe reclamos cuyo motivo no logra comprender.
De repente, un hombre que solía tener un estado de ánimo favorable y vivaz, comienza a mostrarse cabizbajo, desanimado y triste. Cuando se le pregunta el porqué de esta nueva actitud, no sabe exactamente qué responder, ya que ni él mismo puede comprender qué le está sucediendo.
Otra de las señales de que un hombre está atravesando por la crisis de los 40, es una fuerte tendencia a buscar personas veinte o veinticinco años más jóvenes que él en calidad de compañeras sexuales.
Es muy habitual en esta etapa sentir un fuerte miedo a que una enfermedad diezme su salud o acabe con su vida. Esto puede llevar a que el hombre se obsesione con la actividad física y con llevar un estilo de vida extremadamente saludable.
Como toda crisis, la de los cuarenta requiere de un proceso para desaparecer. Es decir, no existen soluciones mágicas que la extingan, pero es perfectamente posible lidiar con ella, mitigar sus síntomas y volver a la normalidad. Entre las acciones recomendadas para que no nos trastorne la vida, se encuentran las siguientes:
Para cortar con los episodios de irritabilidad y con el miedo a que aparezcan las enfermedades vinculadas al sedentarismo y a un estilo de vida poco saludable, se recomienda hacer ejercicio y llevar una alimentación balanceada.
Las crisis que no son tratadas de manera adecuada, pueden derivar en autosabotaje. ¿Te gustaría saber si estás incurriendo en él y cómo tratarlo?
Sin embargo, es muy importante no excederse en la actividad física, ya que obsesionarse al respecto podría derivar precisamente en aquello que quiere evitarse: en los problemas de salud.
Es fundamental visitar al médico y asegurarse de que todo está en orden en nuestro cuerpo para comenzar a incrementar la intensidad del ejercicio de manera paulatina. Con respecto a la alimentación saludable, esto no necesariamente significa comer menos, sino cambiar los alimentos ricos en sodio, azúcares y grasas saturadas, por aquellos que aportan fibras, proteínas, vitaminas y minerales.
No debemos banalizar la apariencia física, ya que para muchas personas es su carta de presentación y el estandarte de la seguridad en sí mismas. Por lo tanto, llevar a cabo las acciones necesarias para preservarla o recuperarla, no es un capricho, sino una necesidad.
Por ende, tratamientos tales como el rejuvenecimiento facial, teñirse el cabello, los masajes y el trasplante capilar, son bienvenidos para superar la crisis de los 40.
Es vital que, si eres un hombre que se encuentra atravesando la crisis de los 40, hables con tus seres más allegados para obtener todo su apoyo. La paciencia y la comprensión son clave para que te sientas contenido mientras tu estado de ánimo se normaliza.
A su vez, obtener apoyo profesional por parte de un psicólogo especialista en tratar los cambios de etapa en la vida, es crucial para asegurarte de tomar las decisiones correctas en cada paso que te lleve a distanciarte de esta crisis asociada a la edad.