La tristeza es una de las principales emociones primarias o intrínsecas en el ser humano. Por lo tanto, es una emoción que puede condicionar nuestro comportamiento, conduciéndonos a tomar determinadas acciones.
Todos podemos sentir emociones primarias, incluyendo la tristeza. Pero si no hay una gestión adecuada de las emociones puede suponer un obstáculo, limitando la calidad de vida.
Una gestión poco asertiva de las emociones puede conducir a experimentar problemas de índole social, personal y profesional. Por lo tanto, no solo es importante comprender qué es la tristeza, sino sus funciones y cómo gestionarla.
El profesor de psicología de la Universidad de California, Paul Ekman, ha obtenido gran reconocimiento debido a sus múltiples estudios sobre las emociones básicas del ser humano.
Por supuesto, Ekman ha establecido que la tristeza es una emoción básica que todos sentimos, pero que experimentamos de manera distinta en función de varios elementos.
Dentro de las emociones básicas que mencionó, además de la tristeza, está el desprecio, asco, miedo, ira, sorpresa y la alegría.
Aquí te contaremos todo lo que debes saber sobre la tristeza y sobre la gestión óptima de esta emoción que condiciona el estado de ánimo.
Algo característico de las emociones primarias e innatas en el ser humano es que son generales, porque todos las experimentamos en mayor o menor medida.
Pero también resalta el hecho de que experimentar esta emoción supone algo único porque está sujeto a un componente subjetivo.
Podemos definir a la tristeza como un dolor emocional que está presente en los momentos más complicados de las personas, por ejemplo como reacción habitual del duelo al perder a un ser querido.
También podemos sentir tristeza ante situaciones no tan irreversibles, como al percibir que no se han cumplido nuestras expectativas sobre algo. Por ejemplo, es habitual sentirse triste si no se consigue una beca o un puesto de trabajo soñado.
La tristeza a menudo viene cuando pasa algo que nos afecta, puede ser tras un robo que derive en la pérdida de algo importante. Tras conocer un diagnóstico desfavorable o al enfrentarnos a un reto importante.
El cómo se produce la tristeza es un poco más complejo de lo que se cree, porque se relaciona con un proceso neurofisiológico. Una de las reacciones principales es el descenso en los niveles de serotonina.
Pero, ¿Qué es la serotonina? Se trata de un neurotransmisor asociado con la felicidad. Además, está vinculado con otras reacciones involuntarias como el aumento de la actividad en la corteza bilateral inferior en el cerebro.
A nivel psicológico podemos decir que la tristeza es un estado de ánimo totalmente contrario a la alegría. Pero desde una perspectiva neurológica vemos que hay unos cambios importantes.
Cada persona reacciona de forma distinta a la tristeza, podemos sentirnos abatidos y llorar o simplemente desear alejarnos de los demás. Por supuesto, la intensidad de esta emoción y el impacto de lo que haya pasado también se asocia con la reacción.
Casi siempre, la tristeza nos hace sentir insatisfacción, pesimismo y puede asociarse con la decepción ya sea ante la respuesta del entorno o ante una reacción hacia otra persona, en este caso va ligado a la desilusión.
Primero, ¿Qué hacemos cuando estamos tristes? Esto es algo que varía mucho, las emociones tienden a ser subjetivas, nadie las experimenta exactamente de la misma manera.
Desde la perspectiva física, la tristeza puede llevarnos a reacciones como el llanto, rasgos faciales consecuentes con la pena o con estar abatidos e incluso nos hace actuar con más lentitud a nivel psicomotor.
La persistencia de esta emoción puede traer consigo un malestar muy complicado que incluso puede derivar en dolor físico en la garganta o en el abdomen. También puede causar problemas para dormir y para actuar de forma funcional según lo esperado.
Uno de los principales problemas o retos que trae consigo la tristeza, es que perdemos de vista lo positivo. Entonces, nuestra atención se centra principalmente en aquello que supone un problema.
Ahora bien, ¿Cuándo la tristeza es realmente un problema? No es agradable sentirnos tristes, pero no es algo anormal, va ligado a nuestra condición humana.
Lo que sí supone un problema es cuando esto se presenta con mucha frecuencia o cuando se mantiene por largos períodos de tiempo, porque en ese caso se asocia con un síntoma psicológico.
Por ejemplo, la Distimia es un tipo de depresión que se caracteriza porque los síntomas pueden perdurar incluso más de un año. Es una psicopatología muy compleja porque quienes lo padecen pueden tener afectada su fuerza de voluntad.
Por otro lado, la tristeza puede hacernos percibir dificultades para concentrarse, problemas del ánimo e incluso la presencia de pensamientos intrusivos de manera constante.
La disminución de la motivación y los sentimientos de minusvalía también pueden aparecer en los períodos de tristeza.
La tristeza a través del llanto tiene una función importante, y es que ayuda a reducir la ira. Aunque también es posible llorar de frustración a menudo trae consigo una interpretación proyectiva y nos permite actuar con más empatía.
Muchas personas quieren curarse de la tristeza y nunca más sentirla, pero esto no es posible. ¡Las emociones son parte de la vida!
Algo importante es ver a nuestras emociones como unas señales informativas, porque mucho vienen a enseñarnos si lo apreciamos de esa manera.
La tristeza nos ayuda a lidiar con el dolor, a menudo nos sentimos mejor luego de llorar y aunque no siempre podemos salir de la desolación con rapidez, cuando lo hacemos podemos adquirir más sabiduría.
Es fundamental en la gestión de la tristeza principalmente la aceptación de la emoción, no lo veas como ser débil o vulnerable, sino como algo que forma parte de tu capacidad humana.
Seguidamente, hay que buscar soluciones e incluso buscar apoyo con tu círculo primario, esto te hará ganar más consuelo. ¿Has escuchado que la pena a menudo es mejor cuando es compartida?
También puedes pasar un momento de introspección que te ayude a entender de dónde viene la tristeza.
Puedes dedicar un poco de tu tiempo a escuchar música, despejar tu mente o incluso a practica la meditación.
Finalmente, buscar apoyo profesional con un psicólogo clínico en Chile es una buena opción cuando sientes que no has podido lidiar con la tristeza por cuenta propia.