Hay personas que han vivido bajo el yugo de la violencia psicológica toda su vida, por lo cual desconocen que existe una manera saludable de vincularse, una manera en la cual el respeto mutuo, el bienestar del otro y los buenos momentos son los que reinan en la relación.
Otras personas comenzaron a recibir violencia psicológica en algún momento de sus vidas, pero no se han dado cuenta o, lo que es peor, están convencidas de que se la merecen.
Esta clase de violencia puede camuflarse muy bien, ya que esa es la intención de quien la perpetra. A su vez, el victimario suele convencer a su víctima de que el trato que recibe es porque se lo ha buscado.
Lo que debes saber es que vamos a ayudarte a sacarle el velo que cubre la violencia que estás sufriendo y que lo mínimo que mereces es respeto.
La violencia emocional se caracteriza por presentar una o más de los siguientes elementos:
Insultos
Críticas destructivas y constantes
Humillaciones
Menosprecio
Comentarios hirientes
Celos
Posesividad
Obligación de aislamiento
Ridiculización
Actitudes hostiles
Intimidación
Manipulación
Dominación
La persona que ejerce violencia psicológica sobre ti te conoce tanto o más que tú mismo. Esto le permite tocar tus puntos de dolor con total crueldad, especialmente aquellos que pueden resultar incomprensibles a simple vista, para así reservarse el as bajo la manga de que todo lo exageras y de que eres demasiado sensible.
Por ejemplo, si a ti te resulta hiriente que te hagan comentarios despectivos acerca de tu estado físico, esta persona lanzará sus palabras de odio hacia tu cuerpo como si fueran dardos, y una vez logrado el resultado de desestabilizarte, te culpará a ti de ser quien se encarga de hacer de todo un drama y de buscar problemas donde no los hay.
Cuando la violencia emocional se manifiesta a través de celos, ejercer control sobre la otra persona y claros signos de dominación, es normal recurrir a una falsa creencia que se popularizó décadas atrás, la cual dice: “si no me cela, no me quiere”, cuando es precisamente lo contrario.
Quien te quiere de verdad es capaz de ahogar sus celos en caso de sentirlos, con tal de no hacerte pasar un mal momento. Pero lo más importante es que quien te quiere casi nunca siente celos, porque el amor se basa en la confianza y en la convicción de que ambos están juntos porque así lo han decidido, de modo que los de afuera no cuentan.
La violencia psicológica tiene la capacidad de destrozarle la vida a quien la sufre, especialmente porque su agresor se encarga de aislar a su víctima de todas aquellas personas que la quieren, ya que estas podrían no solo ayudarla a salir adelante y a fortalecer su personalidad, sino que le abrirían los ojos con respecto a la situación que se encuentra viviendo. De modo que, además del aislamiento, las consecuencias de la violencia psicológica son las siguientes:
Depresión o ansiedad
Estado de ánimo diezmado
Estrés
Irritabilidad
Angustia
Frustración
Deterioro de la autoestima
Pérdida de vínculos personales
Pérdida del empleo
Desarrollo Adicciones
Es imprescindible que sepas que la persona que ejerce violencia psicológica contra ti lo hace plenamente consciente de sus actos y de las consecuencias que estos acarrearán. Es más, su cometido final es debilitarte, tanto física como mental y emocionalmente. Por lo tanto, cuanto peor te encuentres, mayor será su grado de satisfacción y de sensación de logro.
Y lo que jamás debes hacer es creerle sus falsas promesas de que cambiará, en caso, por supuesto, que te prometa esto, ya que en muchas ocasiones el agresor se siente orgulloso de su comportamiento y te lo hace saber.
Por mucho que intente hacerte creer que te mereces el trato que te brinda, o mejor dicho el destrato, lo que siempre debes tener en cuenta, tanto en esta relación como en las que vengan en el futuro, así como también en tus otros vínculos que no sean de pareja, es que las emociones que tiene que proporcionarte cualquier relación voluntaria (no hablamos de jefes ni de colegas) es la gratificación, el placer de estar con el otro y la sensación de que lo mejor de ti sale a relucir cuando estás con esa persona.
Por consiguiente, si lo que experimentas es algo diferente a esto, muy probablemente estés siendo víctima de violencia psicológica.
Los estragos que deja la violencia psicológica no se detienen ni mucho menos se reparan conforme pasa el tiempo, como sí ocurre con los daños de la violencia física. Cuando eres víctima de esta clase de violencia, tanto tu psique como tus emociones pasan por un proceso en el cual cada día se traduce en una mayor laceración de tus emociones y de tu bienestar.
El momento para tomar acción es ahora. Tu psicólogo en violencia psicológica te espera para conducirte al lugar al que perteneces: al terreno del bienestar.