Una pregunta que se ha hecho frecuente en las consultas de nuestros psicólogos, es la de si resulta una buena idea adoptar un perro para apoyo emocional, y la respuesta es: definitivamente sí. En casos extremos, tales como autismo, retrasos madurativos y lesiones cerebrales, los perros han demostrado poder hacer por los pacientes mucho más que hasta sus propios familiares.
Tanto es así que personas que rechazaban todo tipo de contacto físico, con gusto desplegaban sus caricias sobre los tibios y suaves lomos de los perros de terapia. A su vez, niños que habían perdido el habla a causa de un severo trauma, de pronto comenzaban a contarles a sus madres y padres la fabulosa experiencia que habían tenido con el perro en la sesión de terapia.
Por lo tanto, si este peludito es capaz de revertir procesos que parecían no tener vuelta atrás, imagínate todo lo que podrá hacer un perro para apoyo emocional por ti. Y como no nos gusta dejar nada librado a la imaginación, te lo contamos en detalle.
El perro para apoyo emocional surge en Estados Unidos para luego extenderse a Europa, Asia y América Latina. Difieren de los perros de asistencia en que no están entrenados para realizar tareas que impliquen ayudar a la persona que tiene dificultades para movilizarse, sino que el requisito básico para que estos perros sean admitidos en espacios públicos a los que otros perros tienen prohibida la entrada, es que se comporten de manera adecuada.
Sin embargo, si lo que estás buscando en simplemente un perro para apoyo emocional para tener en casa, sin necesidad de llevarlo a cenar contigo a un discreto restaurante, su comportamiento en público es algo por lo que no tienes que preocuparte.
En cuanto a las ventajas que esta clase de compañía puede ofrecerte si es que tienes en mente sentirte acompañado en esta etapa de de ansiedad, depresión, duelo o de superación de una fobia, esto es lo que la ciencia afirma que un perro para apoyo emocional puede hacer por ti:
Particularmente en procesos de duelo o de depresión, el mero hecho de salir de la cama puede convertirse en un desafío en sí mismo, y muchas son las personas afectadas por estas dolencias emocionales que no logran cumplir este desafío. Y es así que pasan los días y la cama se convierte en el nuevo hábitat de alguien que, por más que quiera, no puede salir adelante.
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En este contexto, la situación solo tiende a empeorar a medida que conservar el empleo se vuelve cada vez más difícil y que las personas que al principio estaban a nuestro lado para apoyarnos, poco a poco empiezan a alejarse.
Sin embargo, esta pendiente que nos lleva a deslizarnos cuesta abajo en caída libre, encuentra un drástico final cuando aparece en nuestra vida un perro para apoyo emocional, porque, al tiempo que lo traemos a nuestro lado para que nos ayude, estamos asumiendo un compromiso con él, así que nuestra prioridad pasa a ser que nuestro peludito se encuentre lo mejor posible, para lo cual no podrán faltar los paseos dos o tres veces al día, como tampoco los juegos y, por supuesto, su alimentación.
Es entonces que quedarnos en cama ya no es una opción y, curiosamente, tampoco un deseo, porque un perro para apoyo emocional nos llena de motivación para cuidarlo y atenderlo, mientras que nuestras afecciones pasan a un segundo plano.
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Un perro para apoyo emocional nos brinda muchísimo, pero también consume gran parte de nuestro tiempo. Así que si no queremos llegar al final del día con una lista de tareas pendientes de hacer, nos veremos obligados a gestionar nuestro tiempo de manera efectiva, y esto hará que nuestra mente deje de rumiar acerca de lo que tanto nos aflige.
Tanto el contacto físico que tendremos con nuestro perro como la interacción que se genera gracias a las miradas y al simple hecho de que se eche a descansar a nuestro lado, genera un torrente de emociones positivas que se encargan de llevarse el sentimiento de soledad muy lejos de nuestra vida.
Sí y no. Si bien las razas que mejor se adaptan a convertirse en perros de compañía son: el Golden retriever, el labrador retriever y el Yorkshire terrier, perfectamente puedes adoptar un perro mestizo de un refugio y convertirlo en tu perro para apoyo emocional. Sin embargo, no todos los perros tienen la personalidad idónea para esta tarea tan desafiante, ya que de poco te servirá un perro inquieto, amante de morder todo lo que encuentra a su paso y muy dado al ladrido ante el menor movimiento fuera de tu hogar.
La serenidad y obediencia del perro son claves para que la experiencia aporte todos los elementos positivos que está diseñada para brindar.